Todo aficionado a la práctica del ajedrez, aprende con rapidez que las piezas de este bello juego no tienen un valor absoluto, sino relativo a la circunstancia del juego.
Los ejemplos en este sentido, abundan. Asi, las torres, que tienen un valor casi nulo al principio del juego, pueden adquirir un valor decisivo al final, los peones tienen un valor variable a lo largo de toda la partida y a veces, determinante, y un sacrificio de calidad (cambiar piezas de mayor valor aparente, por piezas de menor valor) puede redundar en una victoria.
Aplicando la metáfora ajedrecística a este tablero de juego corrupto que es la CNEA, y mientras no ocurran hechos más significativos, las cesantìas de Antonio RIZZO, José Enrique MORTADA y María Luz GAVETTI, no pueden interpretarse de otra forma que como una jugada audaz del poder de la CNEA, que sacrifica tres piezas menores para evitar males mayores y tratar de obtener tablas, puesto que otros corruptos de mayor "calidad" siguen gozando de la protección institucional, probablemente, porque saben demasiado.
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(Conversación entre tres ajedrecistas:
Ajedrecista optimista - Partido ganado
Ajedresista pesimista - Ganado, son las vacas
Ajedresista experto - En la circunstancia en que se encuentra la partida, 3 peones de ventaja es una diferencia decisiva, a menos que el jugador que lleva la ventaja sea muy mediocre.)
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Adviértase también que por un perjuicio fiscal de apenas $4.291, 3 cesanteados, 2 suspendidos y 1 vivillo que salvó la ropa, no es asunto despreciable y podemos darnos una pequeña satisfacción, que a todas luces, no alcanza.
Algún tontuelo podrá argumentar que $4.291 es poca plata y es cierto, pero no es menos cierto que no deja de ser corrupción y además estos $4.291 o cualquier otro monto, son como las cucarachas: por cada una que uno ve, hay muchas que se esconden y hay que encontrarlas o rociar insecticida.
Pero no deja de ser menor el efecto ejemplificador que esta medida pudiera tener en la CNEA, si va acompañada de otras sanciones a otros corruptos más importantes que andan por alli y que ya hemos mencionado hasta el hartazgo.
En caso contrario, se afirmará la convicción de que solo una cosa ha cambiado en la CNEA: el nivel a partir del cual un funcionario puede delinquir sin sentirse amenazado por las leyes y los reglamentos.
Para terminar, manifestamos sospechar la razón por la cual Norma Boero se decidió por la cesantía y no por la exoneración. Al decir de sus colaboradores, exoneración, del Latín, exoneratio, sería literalmente "quitar el honor", cosa que nuestro grosero conocimiento del Latín no nos permite afirmar.
Así, acertada o no en esta cuestión de la lengua madre de todas las lenguas romances, Norma pudo comprobar que los citados cesanteados carecían de cualquier cosa que se parezca al honor.
Ergo, ad efesios exonerare.
Vacilaciones semejantes explicarían, por ejemplo, la tardanza de esta y otras decisiones y porque no acierta o no atina aún a quitar al Gerente General de una soberbia patada en el culo.
Errare humanum est.
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IUSTITIA EST HABITUS ANIMI,
COMMUNI UTILITATE CONSERVATA,
SUAM QUIQUE TRIBUENS DIGNITATEM
Marcus Tullius Cicero
martes, 7 de octubre de 2008
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